Uno de mis habitos de lectura desde que era niño, era comer un chocolate mientras leo, y esa costumbre ha perdurado hasta los dias actuales, una de las consecuencias de ella es que casi todos mis libros huelan a chocolate, es mas uno de mis mas viejos y queridos libros, la Historia Universal de H. G. Wells, huele tanto a chocolate, que al abrirlo se me antojan inmediatamente unos deliciosos conejitos de Turin.
Como es lo mas natural del mundo, usaba las cubiertas exteriores de mis chocolates como separadores, y ahora cuando abro libros que lei en otras epocas, aparecen muchas de ellas, como la de este chocolate Krackel, de Hersey Mexico, que era un chocolate de leche con arroz inflado, y segun recuerdo era muy rico, desaparecio hace muchos años, este empaque lo encontre en un libro de Historia de la epoca de la secundaria.
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